Ante el fin de semana casi terminado me siento algo frustrada. No es que me obsesione el pensamiento de que no lo he aprovechado a lo máximo, pero es verdad que nunca estoy contenta. Pues siempre se podía hacer más…
¿Cómo deberíamos aprovechar las horas libres para nuestro desarrllo?
Si piensas que voy a responder a esta pregunta, ¡estás muy equivocado/a! Sin embargo, podemos hacer los cálculos y ver dónde estas horas se desvanecen.
A ver… dormimos 8 horas, pasamos 8 horas en el trabajo, echemos 1 horita para ir y volver. Eso nos da 17 horas, 1 hora más para limpiar, 1 más para cocinar, 1 para cualquier tipo de preparativos = 20h. ¡Parece que disponemos de 4h libres durante el día! ¿Os parece real? ¿Cuatro horas enteras cada día? Porque yo no me lo puedo creer… Precisamente de este problema se trata. Los “sabios contemporáneos” (o sea los coach, los blogueros o los periodistas) nos aconsejan aprovechar cada sólo minuto del día, lo que significa tener una rigida planificación y organización de cualquier mínima actividad diaria. Lo que, por otra parte, nos lleva a una pequeña obsesión por el tiempo, ¿no es así? Y dicen que la mejor es la espontaneidad…
El doctor Jordan Peterson, profesor de psicología de la Universidad de Toronto recomienda preparar un horario diario para facilitar el cumplimiento de nuestras microrutinas que en total nos llevan a lograr nuestros objetivos establecidos anteriormente. El profesor subraya que este tipo de agenda diaria no debe verse como una prisión, sino más bien como una indicación del día que te gustaría realizar.
No suena mal, pero, en realidad, exige una enorme fuerza de voluntad, de la que mayoría de nosotros no goza… Al mismo tiempo hace que dejemos de escuchar a nosotros mismos, a nuestros sientimientos y emociones, a lo que de verdad queremos… Esta es la gran contradicción en la que nos empujan los sabios contemporáneos. ¿Escuchar a nosotros mismos o seguir un plan fijo para lograr los objetivos vitales? Y si nos apetece un paseo espontáneo en la lluvia o ir al cine con los amigos, pero ¿no lo habíamos metido en la agenda? Ay, que me enfado sólo al escribirlo…
Yo misma tuve unos intentos con la organización de mi vida diaria; hice planificaciones de la semana, hora por hora y ¿sabéis qué? NI DURANTE UN DIA conseguí seguir mi horario. El problema que creo que tenemos (aparte de la falta de la voluntad, por supuesto) es que nuestras vidas ya son lo suficiente organizadas. El trabajo de tal hora a tal, las compras, el deporte, los cursos de no sé qué, ¿cómo no permitirse un poco de relajación en nuestras agendas?
Pero, por otro lado, todos queremos seguir desarrollándonos, crecer en capacidades mentales y en el conocimiento general. ¡Hay tantos temas que abordar! Si quieres representar un cierto nivel, tienes que saber de la situación actual del mundo, de la economía, de la literatura, de la música, del cine y de las series. Por supuesto, sería bien tener también alguna afición en la que tomases parte activa como practicar un deporte, tocar un intrumento, conocer idiomas, escribir, etc. Todo esto tiene que caber en estas 4h diarias que en teoría tenemos que aprovechar a lo máximo. Y no es sólo conocer la literatura, la música y el cine contemporáneo, pues ¡hay grandes maestros del pasado, hay maetros de hoy y habrá maestros de la mañana! ¿Cómo no caer en la frustración? A veces, sobre todo tras el descubrimiento de una película o un disco que me encanta me pregunto ¿cómo podía vivir sin saber que esta obra maestra existía? Después de esta pregunta llega la siguiente: ¿cuántas maravillas tengo todavía por descubrir y de cuántas nunca llegaré a saber? ¡Qué sensación más abrumadora!
Y eso es, estamos atrapados entre los que queremos conocer o descubrir, la distensión y espontaneidad y la típica pereza de la que es tan difícil escapar… Yo os deseo suerte en vuestros intentos de encontrar el equilibrio perfecto entre lo que menciono arriba.
(lo más gracioso es que para que me diese tiempo de escribir esta entrada tuve que ponerme enferma y faltar un día en el trabajo 😉 ).